viernes, 24 de febrero de 2017

DORNUM, UN PUEBLO PEQUEÑO CON PATRIMONIO GRANDE


Entrada al Castillo de Dornum
Cuando te adentras en Frisia Oriental te acostumbras poco a poco a la horizontalidad del paisaje, a las construcciones de ladrillo rojo y a la austeridad calvinista presente en la mayor parte de las iglesias (habitual parada para un viajero escrutador). Si ese es el punto de partida, el centro histórico del pueblo de Dornum (en el distrito rural de Aurich) sin duda deparará sorpresas.

Un itinerario básico, agradable paseo que se puede disfrutar en un par de horas, consiste en partir del ayuntamiento y dirigirse en dirección norte hacia el castillo. En medio, dos visitas imprescindibles: la Iglesia dedicada a San Bartolomé (Bartholomäuskirche); y la Sinagoga (la única que pervive en Frisia Oriental), ubicada en Kirchestrasse 6. 

Sinagoga de Dornum
Dornum es de las pocas localidades frisias en las que percibes que no todo es tan llano como parece, hay un cierto ascenso al acceder a la mencionada iglesia o al castillo. Por otra parte, el habitual ladrillo rojo de los exteriores deja paso al enfoscado blanco en el elegante ayuntamiento y en el recinto palaciego.

El pasado señorial del pueblo irrumpe con gran riqueza cromática en el interior de la iglesia luterana de San Bartolomé. Tras toscos muros medievales (con orígenes en el siglo XIII) el visitante se ve de pronto envuelto por la exuberancia barroca presente en sus destacadas obras de arte (retablo, techo, púlpito, órgano…).
Iglesia de San Bartolomé

Dornum en un pueblo del que disfrutar especialmente en verano, cuando el sol, la vegetación y las terrazas de alguna que otra cafetería o restaurante, regalan la oportunidad de hacer un alto en el camino. Buen momento para observar, para tomar algo, para conversar o para escuchar, al ritmo de un tempo “slow” que ya quisieran para sí muchas localidades.

Castillo de Dornum

martes, 21 de febrero de 2017

LEER, LA CIUDAD-PUERTA DE FRISIA ORIENTAL

En el sur de la región de Frisia Oriental nos da la bienvenida una ciudad llena de encanto, capital del distrito rural homónimo: Leer. Bien comunicada, tanto por tren como por autovía, con ciudades como Oldenburgo o Bremen en Alemania, y Groninga en Holanda.


Existen referencias escritas sobre Leer desde hace más de mil años, y desde 1823 ostenta el título de ciudad. Ronda los 35.000 habitantes y su centro histórico ofrece la gratificante experiencia de poder ser abarcado paseando. Posee una arquitectura exquisita, a escala humana, llena de detalles para miradas curiosas.

La actividad comercial que se desarrolla en el centro histórico es ya de por sí un atractivo por la cuidada ambientación de los locales: Librerías, atelieres, tiendas de decoración, tiendas de ropa y complementos, cafeterías, restaurantes… Tan pronto te sale al encuentro una sombrerería antigua, como una librería de viejo o una tienda de artesanía navideña.

Inolvidables el entorno del Ayuntamiento (edificio reproducido a nivel internacional en modelismo ferroviario), calles peatonales como la Mühlenstrasse y la Brunnenstrasse (con el Museo de Té “Bünting” en el número 33), y el paseo Wilhelm-Klopp-Promenade, a orillas del Leda (afluente del río Ems).
 
La visita a Leer no es completa si no te has tomado un té a la usanza frisia en el “Teestube am Hafen” (Rathausstrasse 4a) mientras contemplas los barcos del Puerto; o un café en la terraza del “Schöne Aussichten” (Ledastrasse 4), con vistas al río y a un paso de la oficina de turismo (Ledastrasse 10).